Su característica más
sorprendente es el tamaño de sus aletas pectorales, inusualmente grandes, que
le permiten volar y planear por distancias de más de 50 metros. La mayor
duración registrada ha sido de 45 segundos. Teniendo en cuenta que los
exocétidos adultos miden sólo unos 30 cm, esta capacidad va mucho más allá de
los simples saltos fuera del agua. Los peces voladores alcanzan velocidades en
el aire de 50 a 60 km/h (como un caballo que no es de carreras, a máximo galope). Estas distancias y velocidades son posibles gracias
al rápido batir de sus aletas (unas 50 veces por segundo). La ventaja final de
este mecanismo es una mayor posibilidad de escape ante predadores.
En algunas especies las aletas pélvicas también son inusualmente
grandes, y hacen parecer que el pez tiene cuatro alas, como el Cheilopogon
exsiliens. Sus ojos son más planos que los de la mayoría de los ojos de los
otros peces, para ver fuera del agua. Viven cerca de la superficie del agua y
se alimentan de plancton. Sus huevos son utilizados a
veces en Japón, especialmente para preparar sushi.
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